Que tu Aceite NO se Acabe
“Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas”.
(San Mateo 25:3,4)
Que tu aceite no se apague porque es el símbolo de Su presencia en ti.
Que no escasee en tiempos de crisis donde otros necesitan que lo compartas. No permitas que como aquellas 5 vírgenes imprudentes, se apague esa luz que brilla en ti y te hace especial.
Alumbra el mundo con esperanza, ilumina los corazones con una sonrisa.
Donde haya tiniebla, haz que tu lámpara resplandezca porque hay tantas vidas que caminan y respiran, pero están muertas. Muertas por falta de amor y que sin ilusión siguen prisioneras hacia el rumbo que les causa más destrucción. Impide que ellos se pierdan dirigiéndoles y compartiendo ese aceite. Un aceite que es auténtico, dado por Dios y que aún en medio de incertidumbres y tiempos difíciles, se mantiene alimentado por la fe y la búsqueda de Dios.
Tú eres más importante de lo que crees. Jehová depositó de su unción sobre ti no para que permanezcas estático, sino para que lo uses a favor y en beneficio de todas las personas que habitan en este mundo. No trates de disimular o esconder lo que Dios te obsequió para que hicieras el bien.
¡Anda, levántate y camina! Vidas hay que están tan sedientas no del agua física, sino de la que mitigue la sed de sus almas. Ese aceite que tu fue impartido, tiene el poder para que vendes las heridas y sean curados los hombres de los golpes que el cruel enemigo les lanza. Pregona libertad y el tiempo de la canción nueva.
Restaura a los oprimidos, esparce la luz y el aceite de Dios por doquiera que puedas.
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